Verbaratio. Antes de la cruz: La brutal flagelación y mofa que soportó Jesús

Publicado el 31 de julio de 2025, 14:01

El Verberatio: La Tortura, Flagelación y Humillación de Jesús

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El verberatio fue una de las fases más terribles de la crucifixión romana. Antes de que un condenado fuese llevado a la cruz, los romanos lo sometían a una flagelación brutal, diseñada no solo para provocar dolor físico extremo, sino para destruir su dignidad y su valor como persona.


1. La Técnica del Verberatio

El proceso comenzaba con la atadura del reo a una columna baja o un poste. Esta posición encorvada tensaba la piel de la espalda, facilitando que cada golpe desgarrara la carne.
Normalmente dos soldados romanos (llamados lictors) se colocaban a los lados y golpeaban de manera alterna, cubriendo toda la espalda, los glúteos y, en ocasiones, las piernas.

El castigo no tenía un límite fijo. El objetivo era debilitar al condenado al máximo, llevarlo al borde del colapso físico antes de la crucifixión. Muchos no sobrevivían a esta etapa.

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2. El Látigo de la Tortura: El Flagrum

El látigo romano, llamado flagrum o flagellum, era un instrumento de tortura diseñado para destruir:

  • Hecho de cuero crudo, con varias correas largas.

  • En sus extremos llevaba fragmentos de metal, hueso o plomo (llamados scorpiones).

  • Al golpear, estos fragmentos se incrustaban en la piel, cortaban y desgarraban, arrancando incluso partes de músculo al retirar el látigo.

Cada azote no era solo dolor, sino un desgarro físico y moral.

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3. La Humillación Psicológica: Mofa y Burla

El verberatio iba acompañado de un teatro de humillación. Los soldados no solo buscaban lastimar, sino aniquilar la dignidad humana del condenado:

  1. Exposición pública: el reo estaba parcialmente desnudo, a la vista de todos.

  2. Insultos y burlas: los verdugos reían, escupían y lo trataban como si no fuese un ser humano.

  3. Despersonalización total: el objetivo era que el condenado sintiera que su vida no valía nada, que era “nadie”.

En el caso de Jesús, esta burla fue aún más cruel:

  • Le colocaron una corona de espinas, ridiculizando su título de Rey.

  • Lo vistieron con un manto púrpura para reírse de Él.

  • Lo golpeaban mientras fingían adorarlo.

El mensaje era claro: “No eres rey, no eres hombre, no eres nada”.

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4. La Dimensión Espiritual

El profeta Isaías lo había anticipado siglos antes:

“Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos.”
(Isaías 53:3)

Jesús soportó no solo la tortura física sino la aniquilación moral y psicológica que buscaba el verberatio:

  • Que se sintiera abandonado.

  • Que su vida pareciera carecer de valor.

  • Que su alma experimentara el vacío más profundo de humillación.

Sin embargo, aceptó este camino voluntariamente, transformando la humillación en redención.

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5. Reflexión Final

El verberatio no fue solo un acto de violencia física, sino un intento de destruir el alma de Jesús.
Cada golpe, cada burla y cada gota de sangre fueron un acto de amor, una entrega total por la humanidad.

Recordar este momento de su Pasión es entender que, en el punto más bajo de humillación humana, Jesús reveló la grandeza de su amor, capaz de soportarlo todo por salvarnos.

1. La Técnica del Verberatio

El proceso comenzaba con la atadura del reo a una columna baja o un poste. Esta posición encorvada tensaba la piel de la espalda, facilitando que cada golpe desgarrara la carne.
Normalmente dos soldados romanos (llamados lictors) se colocaban a los lados y golpeaban de manera alterna, cubriendo toda la espalda, los glúteos y, en ocasiones, las piernas.

El castigo no tenía un límite fijo. El objetivo era debilitar al condenado al máximo, llevarlo al borde del colapso físico antes de la crucifixión. Muchos no sobrevivían a esta etapa.

Puedes verlo en youtube en mi canal @Evangeliocapítuloacapítulo


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